Nadie dijo que construir una empresa es fácil. Pero es hora de ser honesto acerca de lo brutal que es en realidad, y del precio que muchos fundadores pagan en secreto.
El famoso experimento de Anders Ericsson ya casi cumple 30 años, el sueco trabajó con los violinistas de la Academia de Música de Berlín: dividió a los estudiantes en tres grupos: el primero estaba conformado por las estrellas con potencial de ser violinistas de primer nivel en el mundo; el segundo grupo estaba conformado por los que consideraba simplemente buenos; y en el tercer grupo por aquellos que, a su parecer, como máximo llegarían a ser profesores de música, pero no tocarían profesionalmente.
Todos comenzaron a tocar a los 5 años de edad y por un tiempo invirtieron la misma cantidad de horas semanales, entre dos y tres horas. Tres años después se comenzaron a visualizar las diferencias. Los que terminarían siendo los mejores en sus grupos comenzaron a practicar más que los demás, seis horas a la semana cuando alcanzaron los 9 años, ocho horas por semana a los 12, 16 horas por semana a los 14 años y cada vez más hasta llegar a los 20 años con más de 30 horas semanales. La élite había tenido una práctica de alrededor de 10.000 horas. En contraste, los buenos estudiantes habían llegado a 7800 horas y aquellos que serían maestros de música 4600 horas.
"...La fórmula para convertirse en un experto es la práctica deliberada y profunda por 10.000 horas, ese es el número mágico en el que los investigadores concuerdan..."
Alcanzar el nivel de excelencia en una tarea compleja, como la redacción especializada, requiere un mínimo nivel de práctica. Malcom Gladwell difundió la teoría de las 10 mil horas dando distintos ejemplos en diferentes áreas como la música, el deporte y los negocios. La fórmula para convertirse en un experto es la práctica deliberada y profunda por 10.000 horas, ese es el número mágico en el que los investigadores concuerdan como tiempo de práctica necesario para tener habilidades de nivel mundial y llegar a ser un experto. Se entiende por práctica deliberada aquella que requiere esfuerzo, no siempre divertida, pero que resulta en una mejora de performance. Entre las miles de historias que se leen en internet sobre el método de las mil horas aparece el caso de Charles Revson, creador de Revlon, la empresa líder en la industria de los cosméticos: Charles podía distinguir entre diferentes sombras de negro, una habilidad especial incluso entre quienes trabajan con color. Solo la práctica entregada hace posible llegar a este tipo de habilidad que nos hacen únicos en un área determinada.
"... Charles Revson, creador de Revlon, podía distinguir entre diferentes sombras de negro..."
En el caso de un redactor no es distinto. El número de horas invertido de forma consciente y entregada a las palabras le brindan una visión distinta de la capacidad que puede llegar a tener para usarlas, de la capacidad que tendrá de darles poder y para que se hagan un instrumento poderoso y efectivo en el performance de un redactor que eventualmente llegue a ser un escritor.
Parece obvio decir que las personas de alta performance conocen más que el promedio. El ingrediente más importante es el conocimiento. Es vital que quienes tienen alta performance puedan generar un amplio conocimiento trabajando en diferentes trabajos de diferentes naturalezas y en locaciones diferentes.
"La mezcla perfecta entre talento, práctica y conocimiento llevan al mejor performance."
El llegar a un gran nivel no solo depende de la práctica, otros factores pueden acelerar el proceso o hacerlo más lento, como el talento innato de una persona. Una temprana exposición de preparación y práctica con la actividad así como el entorno social adecuado, familiar o laboral. La mezcla perfecta entre talento, práctica y conocimiento llevan al mejor performance. Una cosa sí es definitivamente vital: las ganas.
Redacción Tienda Bandera /// Foto Pixabay /// Cod: 12.17
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