Para cualquier empresa, emprendedor o comerciante es muy importante desde el aspecto legal tener muy clara la diferencia entre productos y servicios. A la hora de enfrentarse a las autoridades tributarias de cualquier país aparecerán impuestos y cargos nuevos dependiendo de si lo que se vende es un producto o un servicio. La forma más sencilla de explicarlo es que cuando hablas de un producto, hablas del objeto como tal. Mientras que cuando hablas de un servicio, te refieres al tiempo y esfuerzo que emplea una persona en hacer un trabajo específico.
Es tan común la cercanía del significado de los dos conceptos que un servicio puede ser encontrado dentro de un producto en una cantidad muy grande de oportunidades. Cuando compras un automóvil no solo compras un producto sino una cantidad adicional de servicios.
La diferencia se detalla mejor desde la visión del consumidor.
Un cliente puede preguntar “¿qué hace esto por mí?” se refiere claramente a un objeto tangible, si lo entiende como un objeto tangible generalmente es porque tiene tamaño, peso y ocupa un lugar en el espacio, por lo cual entiende que el valor y el beneficio que está pagando se ve reflejado en UN PRODUCTO. También puede preguntar “¿qué puede hacer usted por mí?”, en este caso se refiere a un trabajo que una persona puede desarrollar, por lo cual entiende que el valor y el beneficio que está pagando se ve reflejado en el tiempo y la habilidad que invierte un trabajador para entregarle algo intangible que no tiene un tamaño específico, ni un peso medible y no ocupa un lugar en el espacio, es decir que se ve reflejado EN UN SERVICIO PRESTADO.
Los ejemplos son lo mejor.
Al comprar un servicio la propiedad no es transferida al cliente. Al comprar un producto, si pasa a ser propiedad de quien paga. Al comprar un servicio de viaje a través de una compañía aérea, eres propietario solo del pasaje y no de la aerolínea completa. Los productos, por otro lado, pueden ser almacenados, ocupando espacio en stocks y con una necesidad constante de rotar, agotándose y perdiendo plazos de vigencia. En el servicio esto no acontece, pues el valor es generado simultáneamente a la prestación y al consumo.
Otra gran diferencia es que los productos son producidos, entregados y consumidos en diferentes etapas, el servicio, por el contrario, generalmente sucede en el acto de atender al cliente, lo que hace que la exigencia de la marca en entregar satisfacción inmediata al cliente sea muy alta, algo fundamental para el futuro de una compañía.
Redacción Tienda Bandera /// Foto Pixabay /// Cod: 12.18
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